Consumo: El campo andaluz al límite, olivos arrancados para poner placas solares.
El campo andaluz al límite: cambian olivos por placas solares
Donde los olivos centenarios llevan generaciones marcando el paisaje y la economía, en el corazón del olivar andaluz, se está librando una batalla silenciosa. Empresas de energía solar están talando miles de árboles para instalar grandes plantas fotovoltaicas prometiendo energía verde a costa de patrimonio arrasado, de tierra agrícola perdida y de agricultores que ven cómo su sustento se muere.
¿Qué ocurre exactamente?
En zonas como Jaén, Córdoba o Sevilla ya están desarrollándose decenas de megaproyectos solares. Solo en la comarca Campiña Norte hay aproximadamente 25 proyectos en marcha, y algunos de ellos amenazan gravemente a municipios como Arjona, Lopera o Marmolejo.
Pero el problema no es solo la cantidad de tierra ocupada, sino la forma en la que se está haciendo: con expropiaciones forzosas. ¿Por qué? Porque la ley permite declarar “de utilidad pública” estos proyectos si no hay acuerdo con el dueño del terreno, por lo que muchos agricultores se sienten presionados a firmar o pierden sus tierras sin más.
¿Cuántos olivos están en juego?
Si se hubiesen llevado a cabo todos los proyectos tal y como se presentaron, se hubieran arrancado unos 102.800 olivos, cifra superior a la que apareció en los medios de comunicación. Gracias a la lucha, las denuncias y tesón de los agricultores, los números se han rebajado. Según los datos que aparecen el dossier que se entregó al Consejero de Industria de la Junta de Andalucía, en una reunión mantenida el jueves 22 de mayo, el número de olivos que se verían afectados por este proyecto es de 48.227, a los que hay que sumar 45.650 cepas de vid, una cifra muy superior a la de los 13.000 ejemplares que afirma el Consejero que serán talados.
Las empresas tampoco se ponen de acuerdo con los datos. Greenalia, una de las más grandes implicadas, admite que unos 35.932 olivos serán eliminados. ¿No son ya demasiados?
Estos árboles no son cualquier cosa. Son el símbolo del campo andaluz. Cada uno con décadas, a veces siglos de historia. No se replantan de un día para otro.
El grito del campo
Las asociaciones de agricultores y plataformas rurales como SOS Rural y Campiña Norte Viva se han plantado y han dicho basta. Han llevado sus protestas al Parlamento andaluz, han recogido más de 128.000 firmas y están exigiendo una ley que proteja el suelo agrícola de la especulación energética: “No estamos en contra de las renovables, pero sí de cómo se están imponiendo”, afirman.
Pero su lucha no es solo un postureo reivindicativo como algunos intentan hacer ver. Las plataformas de olivareros están tomando acciones legales y denunciando a las empresas promotoras y a la Junta de Andalucía por posibles delitos medioambientales.
¿Y la Junta de Andalucía, qué dice?
La Junta, por su parte, defiende que estos proyectos son legales, beneficiosos y necesarios para el futuro energético. Desde la administración, afirman que solo el 0,88% de los proyectos necesitan expropiaciones, y que muchas son solo servidumbres de paso para los cables eléctricos.
También insisten en que el proceso es transparente, con informes y permisos en regla. “Estas plantas solares son el petróleo de Andalucía”, resumen algunos responsables.
Sin embargo, para el mundo rural, ese petróleo está arrasando su vida. De forma literal.
Energía verde, pero ¿a qué precio?
Pero seamos realistas: este conflicto no va de árboles sino de modelo de país. ¿Queremos un futuro limpio? Por supuesto. Pero ¿hay que arrasar con el campo para lograrlo? No creemos que sea necesario ya que existen alternativas. Muchos expertos y asociaciones aseguran que los parques solares podrían instalarse en suelos ya degradados, polígonos industriales, tejados de naves… en lugar de ocupar tierra fértil y productiva que ya sostiene empleo, economía, cultura y tradición.
¿Qué transición queremos?
Lo que está ocurriendo en Andalucía es un ejemplo de lo que no debe pasar: una transición energética no puede olvidar a los territorios que la soportan. No es estar en contra de las renovables, es que los proyectos de las renovables se hagan bien. Con planificación, con participación y, sobre todo, con respeto a lo que ya funciona. Porque si hay algo que lleva años funcionando en Andalucia es el olivar. Y destruirlo para salvar el planeta es una contradicción que no nos podemos permitir.
Ypsilon Olive Oil siempre con el campo
Desde Ypsilon Olive Oil, nacidos en el corazón del olivar andaluz, alzamos la voz con firmeza:
No se puede construir un futuro verde destruyendo nuestras raíces.
Nuestro compromiso no es sólo con el aceite de oliva, sino con todo lo que representa: el paisaje, la historia, la dignidad del trabajo en el campo, el esfuerzo silencioso de quienes cuidan la tierra cada día sin focos ni titulares.
Apoyamos a cada agricultor, a cada familia, a cada asociación que se levanta para proteger los olivos centenarios que nos han dado tanto. Porque sin ellos, no hay producto, no hay cultura, no hay verdad.
Seguiremos defendiendo un modelo que una sostenibilidad, respeto y arraigo.
Y lo diremos claro, donde haga falta: el campo no es un obstáculo, es el alma de Andalucía.